EL AMOR DURA 3 AÑOS, FREDERIC BEIGBEDER

Como uno de nuestros sentimientos más básicos, el amor es uno de los temas principales de la historia de la humanidad. Amor y desamor son diferentes de la misma moneda. Beigbeder dice así:

“El amor más intenso es el amor no correspondido”.

“Hubiera preferido no saberlo nunca, pero esta es la verdad: no hay nada peor que amar a alguien que no te ama, y al mismo tiempo se trata de lo más hermoso que jamás me ha ocurrido”.

Estas dos frases ejemplifican con precisión lo que es El amor dura tres años. Una lectura próxima, repleta de patetismo y cinismo, pero también de una fina ironía que nos permite reírnos del nosotros mismos que alguna vez amó —y sufrió— sin ser correspondido.

Beigbeder descompone con maestría un amor a tres bandas. Narrativa y temporalmente. Un amor en decadencia tras años de relación. Un amor nuevo no correspondido. Y en medio el sufriente, el culpable, el incomprendido: el narrador.

Poco más tiene la obra. Y, sin embargo, resulta más que suficiente para construir una historia divertida a ratos, profunda a otros tantos.

El desamor resulta más jugoso en el plano artístico que el amor correspondido. El amor correspondido debe ser endógeno, disfrutarse hacia adentro. El desamor es el motor del arte desde que el mundo es mundo. Quizá el instante artístico que con más precisión la explosión que significa para ambos sea obra de Bernini. El instante en que por fin Apolo puede tocar a la mujer que ama, Dafne y ésta prefiere metamorfosearse en laurel antes que caer en sus brazos.

Canciones sobre el desamor las podemos encontrar en todos los colores y estilos. Vamos a quedarnos con la extraordinaria interpretación de Joaquín Sabina. 19 días y 500 noches ejemplifica a la perfección las consecuencias en el amante abandonado. Los ciclos del dolor.

https://www.youtube.com/watch?v=qahBeZB1g54&list=RDqahBeZB1g54&start_radio=1 

Hablar de amor y desamor nos impide dejar en el olvido Deseando amar (Wong Kar-Wai). Ambos sentimientos se entrecruzan en un cuadrado amoroso casi perfecto. La fotografía, la música. Es preceptivo amar esta cinta.

El amor en la época de la IA. Her de Spike Jonze se anticipa al futuro. En la época de la hiperconectividad la soledad es quizá más densa. ¿Podríamos enamorarnos de un ente que no existe pero que nos presta la atención que suponemos al amante?

El amor es un proceso de mutación como los sujetos de las metamorfosis de Ovidio. Las parejas recién construidas jamás tendrán en cuenta la desolación que traerá el futuro. El desgaste de la convivencia, del paso del tiempo. La trilogía “Antes del” de Richard Linklater sobre la derivación del tiempo es un vivo y necesario ejemplo.

¿Qué hacer cuando no encontramos la vía para el olvido? La última cinta de la que hablaremos descompone la línea temporal para construir una historia de una profundidad dolorosa. Olvídate mí (Michel Gondry) une a un par de actores en estado de gracia. ¿Y si existiese un recurso que nos permitiera borrar fragmentos de nuestra memoria, seguiríamos amando?

En lo que se refiere a la literatura, el amor y su carencia se convierten en el motor de la mayoría de las obras que podemos encontrar en los anaqueles de las librerías. Cuando el amor no es el tema principal, es la coartada por la que erramos o nos traicionamos a nosotros mismos.

Los días perfectos de Jacobo Bergareche se postula como la última obra sobre los triángulos amorosos. En la época de los mensajes cortos retoma el modo epistolar. Estructurada a través de dos cartas, el narrador se enfrenta a las dos caras del amor. El amor roto y traicionado de la esposa y el amor incipiente y doloroso de la amante. Léanlo con un paquete de tiritas cerca, por lo que pudiese pasar.

¿Qué sucede cuando no queda nada de amor? Richard Yates reflexiona sobre la vida en pareja que sobrevive apenas por la inercia en Vía revolucionaria. Los fracasos y las decepciones se acentúan del mismo modo que se atenúan cuando somos presa del amor.

Por último, en lo que respecta al amor que se marchó siempre queda la leve mordida de echar la vista atrás. Ian McEwan lo hace brillantemente en Chesil Beach. El amor de toda una vida aprisionado en un instante.

Nos vemos la semana que viene.