La invención de la soledad, Paul Auster


En apenas 250 páginas La invención de la soledad contiene 3 obras, conectadas, necesarias las unas para las otras, pero en cierto modo, con peso suficiente para que ninguna tenga la consideración de apéndice de alguna otra. La muerte del padre como big bang. Cada contexto histórico social ha generado su manera de enfrentarse a la relación paternofilial.

Quizá la figura del padre en la literatura grecorromana la tenga en preponderancia el troyano Priamo. Aun por encima de Zeus, el padre de todos. Fallecido su hijo Héctor, uno de los momentos cruciales de la Iliada se alcanza con la petición, el sometimiento de un padre a la figura del héroe aqueo Aquiles a fin de recuperar el cuerpo de su hijo para ofrecerle las exequias necesarias que le permita abandonar de forma pacífica el espacio terrenal.

En la literatura en castellano la muerte del padre permite un lugar predominante a Jorge Manrique. “Recuerde el alma dormida/avive el seso y despierte/contemplando/cómo se pasa la vida/cómo se viene la muerte/tan callando;/cuán presto se va el placer;/como después de acordado/da dolor;/cómo a nuestro parecer/cualquiera tiempo pasado/fue mejor.

La concepción actual del padre que existe en nuestro acervo literario probablemente sería diferente de no contar con la irrupción de Franz Kafka. Si bien su obra narrativa no aborda de una manera directa la figura del padre, su Carta al padre adquiere la dimensión de inexcusable.

La definición de padre adquiere un paso más allá de Priamo gracias a Kenzaburo Oe. Una cuestión personal narra la experiencia personal del propio autor cuando descubre que su hijo recién nacido sufre una enfermedad que lo condenará a una muerte inminente o a una vida vegetativa como una hernia cerebral.

En la literatura de más rabiosa actualidad, y en su desarrollo de autoficción, la muerte del padre es recogida en el primero de los volúmenes del proyecto literario del autor noruego Karl Ove Knausgard, Mi Lucha. La muerte del padre es una aproximación dolorosa e inteligente a este hecho crucial para el que personalmente me parece que le sobran muchas páginas.

Como decíamos al inicio de este texto, La invención de la soledad está articulada a través de 3 narraciones diferentes. En un primer lugar, la crónica del descubrimiento de la muerte, de sus efectos en el propio Auster. Se trata con mucho la joya de esta corona. Resulta de una dureza inconsolable descubrir para Auster que su padre, esa figura totémica en su vida ha dejado de existir. Cada página de esta parte resulta extraordinaria. Auster descubre que una forma de aproximación a quien no está se puede hacer a través de la historia en la que fue protagonista. Si bien su dureza es innegable, la crónica de la vida de un padre me hacía perder interés conforme se desarrollaba. Una narración mediante frases iniciales afiladas pero que carece de suficiente conflicto para sobrevivir por sí misma.

La última parte de La invención de la soledad me ha recordado el motivo por el que no soy un lector ávido de Auster. Auster toma el hecho de la muerte de su padre para erigir y modelar con sus manos un relato autoficcional que nunca ha llegado a entusiasmarme. Lo siento, hubiese querido que me gustara casi tanto como la primera parte.


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