Los Terranautas, T.C. Boyle
Mi primera lectura de TC Boyle fue El Pequeño
Salvaje, una nouevelle que, a pesar de las escasas expectativas
que tenía en el tema (algo trillado, me van a perdonar), acabó por
convertirse en una lectura interesante, en una suerte de aperitivo que
me abrió el apetito respecto al autor. No cabía por lo tanto
alternativa. Me impuse seguir la senda. Me decanté por Los Terranautas
de una manera un poco kamikaze para los que somos lectores ávidos: por
el tema que trataba.
Y lo he hecho a pesar de
las sugerencias de la editorial. Puede que resulte un método tan
legítimo como cualquier otro la comparativa de un autor con otros
consagrados (más consagrados). Pero soy
del todo sincero cuando digo que al leer comparaciones con Pynchon,
Joyce, Irving o García Márquez (por mucho que sean palabras del L.A.
Times) produce un efecto opuesto al pretendido. He presenciado
demasiadas veces en los diarios y mentideros deportivos el nuevo Messi,
el nuevo Ronaldinho o el nuevo Pelé para poder actuar de otra manera. Tal vez
Boyle no sea un autor tan conocido en España como mereciera, pero creo
que tiene entidad suficiente para evitar este tipo de comparaciones que
creo que no van a ningún sitio.
En honor a la verdad he de reconocer que en lo
leído pocas huellas detecto de Pynchon o Joyce. Su narrativa es
fluida y en algunos momentos se aproxima a su barroquismo, pero no es
García Márquez. Ni tampoco lo necesita. Es Boyle y me vais a permitir la
expresión, jodidamente bueno.
Mi primer
descubrimiento de Los Terranautas es que juega una liga diferente a El
Pequeño Salvaje. Es una obra extensa, fruto de una documentación
apabullante, con un retrato psicológico de los personajes excelente y
con una trama que sin llegar a ser nada del otro mundo, es capaz de
administrar su avance de manera que su lectura acaba por ser febril. En
pocas palabras: un librazo.
La obra tiene como
inicio un proyecto científico. 4 hombres y 4 mujeres, todos científicos
reconocidos, jóvenes y hermosos son introducidos en una cúpula en el
desierto de Arizona en el que se recrean de forma artificial diferentes
situaciones ecológicas y ambientales de La Tierra. El objetivo: analizar
los efectos de un encierro de 2 años, la supervivencia con los recursos
iniciales de cara a analizar una futura colonia en Marte. El lector,
como cabe esperar, se enfrentará a lo habitual en estos casos: una
importante dosis de datos técnicos y diferentes vicisitudes inesperadas
que los miembros del proyecto lidiarán como pueden. Pero no crea que lo
que tenemos entre manos es una obra de supervivencia, en este caso
colectiva. Se produce la reclusión de un lugar cerrado, pero los
derroteros de la trama no nos llevarán por lo acostumbrado. No es un
Robinson Crusoe, un Proyecto Hail Mary o Ensayo sobre la ceguera, por
poner algunos ejemplos de punto de partida similares pero con notables
diferencias entre ellos, bien por el lugar donde se desarrollan los hechos
o la carga filosófica. Los Terranautas es un producto más moderno, más
actual. El encierro de los 8 científicos acaba por convertirse en un
reality show, no solo por la observación que de ellos hacen desde el
exterior, tanto desde el centro de mando, como de los televidentes que
siguen el desarrollo del proyecto científico. La meticulosidad con la
que Boyle establece el perfil psicológico de sus personajes propicia que
lo científico quede en un segundo plano, tomando absoluta relevancia
las relaciones personales entre los científicos expuestos a
condicionantes, como son el arduo trabajo diario que requiere el
mantenimiento del proyecto, la limitada ingesta de calorías y el
encierro permanente. Una bomba de relojería en la que situaciones de
amor, de odio, de deseo, de envidia o de celos acabarán por adquirir una
mayor importancia narrativa que los avances tecnológicos que los ha
llevado allí.
En este punto creo necesario
hacer hincapié en un par de aspectos. En primer lugar, la magnífica
narrativa de TC Boyle. No deseo engañar a ningún futuro lector. Los
Terranatuas es una obra de más de 550 páginas, en la que el peso
tecnológico no es absoluto, ni principal, pero es relevante. Se producen
por lo tanto mesetas narrativas. Es inevitable, considero. Pero la
capacidad narrativa del autor, su dominio de la escritura hace los
acontecimientos fluyan, que las mesetas sean las menos y más leves.
El
otro punto son los personajes, su elección y el modo de narración.
Boyle se decanta por otorgar de la narración a tres personajes que
contarán desde su propio punto de vista los hechos que afectan a todos
los integrantes del proyecto. Son Dawn, Ramsay y Linda. Los dos primeros
forman parte de los científicos inmersos en el proyecto. Linda, por el
contrario, optaba a pertenecer a ese grupo, pero finalmente queda fuera.
Se mantiene en el proyecto, pero desde el centro de mando. Lo que
permite que la narración no se limite a los hechos y las consecuencias
de lo que ocurre en el interior de la cúpula, sus efectos son expansivos
más allá del cristal que los separa de la realidad.
Podemos
afirmar que Los Terranautas es una de las
obras cumbre de un autor que no necesita comparación con ningún otro.
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