Ánima, Wajdi Mouawad



No es raro que mi mente actúe como una escena de Los Simpsons. Mr. Burns va al médico. Este dictamina que sufre tantas enfermedades que unas bloquean a las otras. Maravillosamente, como tantas veces en la serie, se ejemplifica con una serie de patógenos que no pueden cruzar una puerta. A veces las ideas bullen en mi cabeza. Pugnan entre ellas. Es como una salida de emergencias en un edificio en llamas. Todas quieren salir, pero sin un orden, se produce el desastre.

Con Ánima de Wajdi Mouawad me sucede. Soy yo, como siempre. Pero también es el libro. Las ideas que recoge, que lo hacen crecer. Me recuerdan a esas recreaciones de fotones. Cientos, miles de estrellas fugaces que se mueven por doquier.

Lo reconozco. No conocía a Wajdi Mouawad antes de leer Ánima. Había visto la peli Incendies, pero ignoraba que estuviese basada en una de sus obras. Me lo recomendaron hace un tiempo. "Si te gusta Donald Ray Pollock y los libros duros, debes leerlo". Acertó de pleno. Ánima es un libro cuya experiencia se prolonga más allá del transcurso de sus páginas.

La mejor aproximación a la obra la leí cuando enfermo de sus páginas recorrí la Web buscando información sobre él. Ánima se inicia como un thriller, se convierte en una road movie y termina denunciando las barbaries de un abominable hecho histórico. Todo esto es Ánima.

No me resultó sencillo hacerme con el ritmo y el tono del libro. Lo reconozco. En un ejercicio de inteligencia, Wajdi Mouawad emplea a animales como narradores. El lector pronto comprenderá que hay cierta trampa en este uso. No más, claro está, que el empleo del narrador omnisciente que colma la gran mayoría de obras que leemos. Cada animal narra desde su perspectiva la odisea y el dolor de Wahhch Debh, el personaje principal. A su vez nos traslada su propia experiencia, su propio dolor; convirtiendo Ánima en una obra bidimensional. La historia de Wahhch Debh sirve como hilo conductor de la propia de cada animal, de su invisibilidad en un mundo construido por y para los seres humanos en el que los animales no tienen, en la mayoría de casos, lugar. Convirtiéndose de este modo Ánima en una obra que denuncia la brutalidad del ser humano sobre su semejante, pero al mismo insistiendo en su carácter animalista, si esta fuese una palabra limpia, que pudiésemos emplear sin miedo a su uso de carácter eminentemente político.

Como apuntamos más arriba, la obra irrumpe como un thriller. Wahhch Debh descubre a su mujer asesinada. Inicia una búsqueda. Necesita encontrar al autor del asesinato. No pretende hacerle nada. Solo necesita contemplar su rostro. Desde la Canadá más globalizada de las grandes urbes, la narración nos lleva hasta reservas donde moran los Mohawks. Paulatinamente se convierte en una road movie. En un viaje por lugares peligrosos que conforman un reflejo del propio viaje interior del personaje principal. La crueldad, la dureza del relato se mantienen intactos. Un eminente lirismo, su poesía, sirve de fuerza compensatoria. El desenlace de este viaje supone el desvelo del secreto de origen del propio personaje principal. En un giro no desprovisto de cierto artificio la propia experiencia vital del autor se cuela entre las páginas del libro. Wajdi Mouawad fue superviviente del conflicto civil que desoló a finales del siglo XX su país de origen, El Líbano.

Por esto y por muchísimo más, Ánima es una obra necesaria, pero al mismo tiempo una experiencia lectora compleja por las situaciones de excesiva crueldad que deben ser contadas para que no queden en el olvido.

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