La única certeza, Donal Ryan

Hablar de La única certeza de Donal Ryan supone un viaje que comprende dos niveles. Uno complementa al otro. Es difícil abarcar de forma certeza la dimensión de la obra sin la articulación de ambos.

La trama. La única certeza es la novela de las segundas oportunidades. ¿Es una obra coral? La respuesta rápida sería negativa. Existe un personaje principal, una voz que se impone al resto. Es personaje y a la vez narradora. Melody Shee está embarazada tras un aventura extramarital con un joven traveller (una suerte de nómadas irlandeses, si habéis visto la serie Peaky blinders lo entenderéis). Sin embargo, no se trata de la única voz que recoge el libro. El padre de Melody, su marido, su suegro, el joven traveller, Mary, que es otra traveller con la que Melody establece amistad. Cada personaje tiene su propia fuerza. Cada cual lucha para imponer su propia voz y es de esa pugna de iguales donde surge uno de los grandes equilibrios y a la vez virtudes del libro. Como apuntamos más arriba, todos estos personajes –y algunos más- tendrán a lo largo de las páginas de La única certeza la oportunidad de enmendar sus errores, de disfrutar de una segunda oportunidad.

Esta semicoralidad de voces se teje con absoluto acierto a través de una ruptura de la linealidad temporal. La estructuración de la obra es brillante. No es fácil divagar a través del tiempo de una manera tan armoniosa que permita al lector conocer a veces la penitencia antes que el pecado que requiere enmienda.

Emplear la palabra pecado no es circunstancial. Si bien, nos encontramos en una situación que la globalidad ha suavizado las diferencias culturales, La única certeza es un canto repleto de márgenes irlandeses y católicos. ¿Los hechos que describe acaso no podrían suceder en otro rincón del mundo? Probablemente sí, pero la manera de afrontarlos, la culpabilidad que generan sin lugar a dudas tiene un poso muy importante de la cultura propia predominante en Irlanda.

Y por último, el otro de los grandes baluartes de La única certeza es su profundidad. Conocemos los hechos, pero buceamos en los personajes. Cada página de la obra nos muestra a un autor capaz de ahondar en los sentimientos, complejidades y contradicciones de sus personajes.


Un obra inteligente y profunda. No tardaré en regresar al desnudo de almas que son los libros de Donal Ryan.

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