No digas nada, Patrick Radden Keefe

El mundo se divide entre las personas que hablan maravillas de No digas nada de Patrick Radden Keefe y los que aún no lo han leído. Es la conclusión a la que llegué al poco de haber iniciado su lectura y subir una foto a las redes sociales del libro.

No digas nada es una crónica del conflicto de la Irlanda de los años 70. De forma paralela oscila hacia el true crime, un género que se encuentra en boga en los últimos años. En este caso el homicidio en el que se centra la investigación no se refiere a un crimen perpetrado por un asesino en serie, sino por la organización terrorista IRA.

Es por lo tanto una combinación de dos géneros diferentes, sabiendo sacar partido de los elementos más cautivadores de cada uno de ellos. No digas nada es una investigación de los conocidos como troubles, los hechos acaecidos en la década de los años 70 del siglo pasado. Enfrentó a la organización terrorista IRA, defensora de la reunificación del territorio irlandés en un solo estado, contra las fuerzas de seguridad británicas, ejército incluido, y las bandas paramilitares unionistas, que postulaban el mantenimiento del norte de Irlanda como parte del Reino Unido.

Hablamos por lo tanto de hechos históricos. La crónica de Keefe ahonda no solo en los atentados terroristas. El lector se aproxima al miedo instalado en el día a día de un lugar.

Al mismo tiempo, el libro investiga la desaparición y muerte de Jean McConville en el marco del conflicto irlandés. Jean era una protestante que vivían en una zona de mayoría católica. Era madre de 9 hijos que presenciaron cómo fue llevada por paramilitares para nunca más regresar.

La labor de su autor, Patrick Radden Keefe, periodista de profesión, es digna de mención. Pese a la complejidad y polémica de los hechos que analiza y la combinación de una historia general con otra particular, la lectura se realiza de una manera adicitiva, como si se tratarse de un thriller.

Si bien lo que pudiese considerarse la parte histórica se encuentra perfectamente documentada, se echa de menos un análisis un poco más profundo del origen del origen del conflicto irlandés. Del mismo modo, el final del libro puede resultar menos satisfactorio de lo que se podría desear.

En cualquier caso, se tratan de pequeños puntos negros que en ningún modo restan a la consideración general de la obra. Una lectura hipnótica y profunda.

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