Svetlana Aleksiévich
Considero a Svetlana
Aleksiévich una de las grandes escritoras con vida. Siento una
profunda admiración por sus libros. Es por ello que he considerado
oportuno hablar un poco de ella.
Sus
orígenes son humildes. Sus padres fueron maestros. Nació en Ucrania. No
obstante, su vida se desarrolla en Bielorrusia. Ejerció el periodismo,
un oficio básico para comprender su posterior literatura. Fue galardonada con el Nobel de
Literatura en 2015.
¿Por
qué mi fascinación con Aleksiévich? Por ser una rara avis. Por romper
la visión literaria de su época. Por ser una adelantada a su época. Por
su innegable concepción solidaria de la literatura.
En
la época actual, en la que la literatura del yo, de la auto ficción,
imponen su hegemonía, probablemente como consecuencia del desarrollo que
para nuestro yo ha supuesto Internet, Aleksiévich rompe los cánones. En
el impero de fenómenos literarios como Mi lucha de Knausgard, de
Roberto Bolaño, Javier Cercas o W. G. Sebald, la voz de Aleksiévich no
es que se mantenga en un segundo plano, simplemente desaparece. Su
literatura sirve como plataforma para Los otros. Para todos aquellos que
quedan al margen del desarrollo de los grandes acontecimientos, de los
grandes titulares, de los libros de historia.
El primer libro que publicó se
tituló La guerra no tiene rostro de mujer. Su documentación le requirió
desplazarse a lo largo de la Unión Soviética. Más que una obra
literaria, puede considerado un proyecto. Extraer del anonimato las
valoraciones subjetivas de algunas mujeres que combatieron con heroísmo
la invasión nazi de la Segunda Guerra Mundial. Aquellas mujeres que
habían dado su vida y su futuro sufrieron una segunda invasión. Tras la
guerra fueron silenciadas. Las grandes gestas fueron solo libradas por
los hombres. Ellos eran los héroes. Ellas no solo fueron apartadas del
servicio militar, sus historias fueron ocultadas. Décadas después
Aleksiévich se reúne con ellas a fin de reducir la injusticia que
sufrieron.
Una
de las grandes características que manifiesta Aleksiévich es su
capacidad de escuchar. Cada uno de sus libros dan prueba de ello. Voces
silenciadas a lo largo de las décadas, de los tabúes sociales, de las
versiones oficiales. Aleksiévich es magnífica. Pero no solo en la
vertiente más pasiva. A modo de introducción, de contextualización, sus
libros contienen pequeños ensayos firmados por ella. Son brillantes.
Sus
libros siguen una estructura similar. Agrupa diversas voces. Compone a
través de ellas un collage, una versión a veces contradictoria, a veces
injusta o atroz de un tema único. Su siguiente libro se tituló Últimos
testigos. Los niños de la Segunda Mundial. Son los huérfanos, hijo de
los combatientes de la guerra.
Posteriormente
publica Los muchachos de zinc. Voces soviéticas de la Guerra de
Afganistán. La guerra de Afganistán por el impacto social y posterior
desenlace es conocida como el Vietnam soviético. La maquinaria
propagandística durante los últimos estertores de la guerra fría contuvo
y silenció las consecuencias de la contienda. El libro contiene
testimonios de combatientes, de las esposas y madres de los caídos. Un relato en el que la figura del enemigo se difumina hasta desaparecer. Está en casa. Una imagen de la guerra que se distancia de la épica de las grandes gestas. Es sucia. Es injusta. Es cruel.
La edición española contiene un postfacio sobre las consecuencias judiciales que generó el estreno de la obra en su versión teatral y que fue emitida en la televisión bielorrusa. Un cruce de opiniones en los que Aleksiévich es denostada y defendida. La propia autora debió prestar declaración en el juzgado a raíz de la instrucción de un procedimiento contra ella.
"Los libros que escribo son un documento y a la vez mi visión de los tiempos. Yo recopilo los detalles, los sentimientos, no de una vida concreta, sino del aire del tiempo en su totalidad, de su espacio, de sus voces. No invento, no fantaseo, sino que construyo los libros a partir de la realidad misma. El documento es lo que me cuentan, el documento, en parte, soy yo, la artista, con mi propia visión y percepción del mundo."
Fascinados por la muerte es su siguiente libro. A fecha de hoy se encuentra pendiente de su publicación encastellano.
Sí
ha sido publicado en España Voces de Chernóbil. Crónica del futuro. Una
obra en la que se recogen los testimonios tanto de los habitantes de la
zona afectada, como de los soldados, bomberos y demás participantes en
la operación de salvamento. Fue de inspiración a los guionistas de la
mini-serie Chernobyl de HBO.
Su última obra es El fin del “Homo sovieticus”. Tal vez su obra más ambiciosa, en la que pretende recoger testimonio de lo que fue el experimento social de la implantación del socialismo. Discurren por sus páginas las voces de las madres de los deportados, de estalinistas, de los entusiastas y de los humillados.
“Las dos palabras más importantes de Rusia son guerra y prisión”.
Svetlana Aleksiévich
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