De vidas ajenas, Emmanuel Carrère

Emmanuel Carrère ha trabajado también para el cine, donde ha firmado guiones y dirigido.  En la actualidad está considerado una de las voces más importantes de la autoficción. Fue galardonado con el premio Princesa de Asturias en 2021.

La autoficción supone la incorporación del autor a un texto ficticio. Un juego de espejos confuso por el que el lector ha de dar cierta veracidad a las experiencias de la narración. Autores como Javier Cercas, W.G. Sebald, Roberto Bolaño o Knausgard están considerados sus grandes artífices. Probablemente, el imperio del yo que deviene de Internet haya posibilitado su consolidación.

La autoficción exige que la voz del narrador sustraiga relevancia a la propia narración. En De vidas ajenas lo que pasa por la cabeza de ese autor, narrador y personaje que es Carrère a veces es tan significativo como la historia que cuenta, que es el verdadero (¿y único?) motivo de comunión entre autor y lector.

De vidas ajenas nace de dos hechos traumáticos de los que Carrère es testigo: el fallecimiento de una hija y las muerte de una madre. El libro trata de una aproximación al dolor: el de los padres ante el arrancamiento brutal de la vida de una pequeña en un fatal accidente y el lento y corrosivo de los hijos, el marido y los amigos ante una enfermedad.

En el medio de estas dos muertes dramáticas se encuentra toda una gama de grises. Hay esperanza. Hay finales felices. Hay orgullo y dignidad. Hay un importante pasaje jurídico. Y, cómo no, hay mucho Carrere.

Personalmente, considero que sus obras mejoran cuanto más se aleja Carrère de la narración, cuando es un mero narrador-espectador las páginas sacan músculo. Carrère no tiene escrúpulos, no se amilana ante los tabúes sociales y tiene una innata capacidad de profundizar en lo más hondo del ser humano.

Por el contrario, como me sucedió con Una novela rusa, cuando su voz absorbe el devenir de la obra ésta se me vuelve pastosa. Bien escrita, pero me cuesta digerirla. Su literatura del yo gana quilates cuando se aproxima al Ellos.

De vidas ajenas da muestra de la capacidad de Carrère de sorprender al lector. Solo con esta característica puede fundamentarse una carrera literaria. La muerte de la niña tiene lugar durante el tsunami que devastó parte del sudeste asiático. Conlleva una trama de investigación, por descubrir la suerte de los afectados, el lugar al que han llevado los cuerpos.

De vuelta a Francia los derroteros cambian. La historia que se cimienta sobre el cáncer que afecta a la hermana de su pareja. De su historia brota el juez Etienne: su enfermedad, su lucha es maravillosa.

Probablemente, después de Limonov, la mejor obra que he leído de Carrère.  

"Soy ambicioso, inquieto, necesito creer que lo que escribo es excepcional, que será admirado, me exalto creyéndolo y me derrumbo cuando dejo de creerlo." 

 

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