Una novela rusa, Emmanuel Carrère
Segunda
de las lecturas de las que componen el Compendium Carrere, publicado por
Anagrama. Tras El adversario, podría decirse que los elementos que se
encuentran en Una novela rusa se aproximan en mayor medida a lo que me fascinó de
Limonov. Una novela rusa es irregular. Contiene pasajes memorables, un
cierre excelente, pero al mismo tiempo momentos que aunque cobran
sentido con el devenir de las páginas, en primera instancia pueden
llegar a resultar tediosos.
Una novela rusa es una obra de autoficción. Carrère se proclama ombligo absoluto de ella. Es el narrador y al mismo tiempo personaje principal. Como puzles diversos los pasajes encajan. La historia familiar de Carrère, su relación de pareja, su primer reconocimiento como escritor, un viaje a Rusia (el lugar del que partió su abuelo), un documental sobre aquel lugar. Resulta paradigmático (y al mismo tiempo sintomatológico) como el pistoletazo de salida de la obra tiene lugar en un soldado húngaro que tras décadas de mudez e ingreso de un sanatorio mental en Rusia, se descubre su verdadero origen.
Una
novela rusa es un paso en la obra de Emmanuel Carrère, en su perfección
escritora que le ha permitido firmar grandes obras o proclamarse
ganador del premio princesa de Asturias de las letras.
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