Nick Carter se divierte mientras el lector es asesinado y yo agonizo y otras novelas, Mario Levrero
Repetiré con Levrero, pero al principio la idea era totalmente opuesta. La primera de sus novelas cortas, Nick Carter se divierte… no me llegó a gustar. Encontré detalles. Sobre todo, los juegos con los espejos y lo muy políticamente incorrecto. Pero una novela no se puede sustentar en tan solo estos dos pequeños detalles. Lo absurdo se apoderaba de demasiado porcentaje del texto. Afortunadamente la segunda novela corta, La Banda del Cienpiés, dejó un poso distinto. Al igual que el resto, su apariencia es detectivesca. Pero el Levrero que aparece poco tiene que ver con el anterior. Algún pasaje políticamente incorrecto y algún tono absurda que recuerda a las películas de Fu-Manchu, pero eso es el principio. Los personajes palpitan. La historia tiene suficientes puntos que se ciegan al lector como para abarcar más allá del momento de lectura.
Y por fin, la última novela corta, Dejen todo en mis manos. Probablemente la mejor. Más personal. Narración en primera persona. Un tipo que probablemente sea el propio autor. Una investigación para encontrar un al escritor de una novela anónima que probablemente sea mejor que García Márquez. Un pueblo como el Pedro Paramo. Una puta inolvidable. Rencillas de juventud.
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