Las ganas, Santiago Lorenzo

 


Como la mayoría de los hijos de vecinos, llegué a Santiago Lorenzo a través de su gran éxito comercial, Los asquerosos. Quería más. Como mínimo, pasar un rato del mismo calibre que con éste. Difícilmente se encuentra hueco en el carro de seguidores de Lorenzo. La mayoría vieron sus películas, leyeron sus libros y se tomaron un café en el pueblo perdido en el que vive, pero antes de Los asquerosos pensaban que Santiago Lorenzo era un lateral diestro del Alavés. Antes del boom, Jose Moreno, autor de Los nadadores de plomo (me la leen, cómo no, cuenta con su correspondiente post en el blog) me había hablado en ocasiones del autor. Fue a él a quien recurrí.

 

Me recomendó el libro que tenemos entre las manos. Las ganas tiene mucho de Los asquerosos, pero son novelas que parten de estructuras distintas como para permitir la comparación entre ambas. Comparten padre y humor negro, lo que en ciertos momentos viene a ser lo mismo. Neologismos de la chistera de Lorenzo, perdedores y realidad social. Las diferencias son de planteamiento. Si bien ambas tienen el tema de la superación personal, la narración de Las ganas se realiza desde la comedia de enredos, Los asquerosos era una suerte de Robin Hood patrio y milennial.

 

Benito, un emprendedor de una empresa de químicos lleva años sin echar un polvo. Todas las ayudas que le echan (oiga, literales), parecen ir por mal camino. Convendréis conmigo que Berlanga hubiese firmado una historia con este planteamiento. La novela, no despertó en mí la empatía de Los asquerosos. Ni en los personajes, ni en la situación. Es por lo tanto difícil que me dejara un mejor gusto que la primera. No obstante, pasé un rato muy agradable con su lectura. Volveré a preguntar a Jose Moreno con qué novela de Lorenzo seguir.

 

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