Hasta dónde llega la luz. Una vida en 10 criaturas marinas, Sabrina Imbler

 

Los conductos culturales nos hacen establecer una suerte de separación indivisible entre ciencias y letras. Los considera bloques estancos. Universos separados. Afortunadamente existen autores para los que los límites ejercen de retos. Es el caso por ejemplo de Benjamín Labatut con su extraordinario Un verdor terrible. Una serie de historias científicas dan pie a una obra narrativa brillante tanto en su desarrollo como en su estilo.

El caso que nos ocupa anda por derroteros similares. Sabrina Imbler es oceanógrafa. A través de 10 criaturas marinas establece una comparación con diversos momentos cumbre de su historia vital. La vida de Sabrina Imbler no ha debido ser fácil. En su persona se combinan varios de los elementos por los que los individuos pueden llegar a sufrir discriminación en nuestra sociedad occidental.

Sabrina Imbler es mujer. Los tiempos han cambiado. Afortunadamente en los últimos años hemos asistido a un desarrollo personal, social y profesional de la mujer. Este hecho no resta valor al mensaje distópico de Margaret Atwood en el extraordinario El cuento de la criada.

Sabrina Imbler es mestiza. Hija de padres asiáticos y occidentales. No es ni asiática ni occidental. Sucede un tanto como los migrantes. Nunca serán del lugar al que arribaron, del mismo modo que jamás serán los que fueron. Sobre este principio básico es recomendable la lectura de Mario Benedetti, Andamios.

Sabrina Imbler se considera queer. A pesar de la mejora en la aceptación social, la dificultad en ser diferente a lo que se espera de individuo ha sido tema de la literatura moderna de una manera más directa que en el pasado. Merece la pena citar la brillante narrativa de Pedro Lemebel en Tengo miedo torero o Queer del siempre controvertido William Burroughs.

Cada uno de estos hechos cruciales de su desarrollo vital encuentran un reflejo en una criatura marina. Personalmente la explicación que Sabrina Imbler realiza de cada especie marina ha llegado a resultarme el mayor aliciente de la obra. Como un niño que desenvolviera el papel de regalo de las cajas en una mañana de navidad, descubría los extraordinarios seres que Sabrina Imbler descubre para el profano. Todos son magníficos. Pero si tuviese que quedarme con uno solo, lo haría sin lugar a dudas con la historia del pulpo. Un relato de una fuerza arrolladora que guarda ciertas similitudes con un documental de Netflix que se hizo con cierta popularidad, más si cabe tratándose de un tema como la vida de un pulpo hembra. Este documental se titula Lo que el pulpo me enseñó. Francamente, el relato de Sabrina Imbler me parece aun más acertado.

Es cierto que a veces la correlación entre el animal marino y las etapas vitales de la autora parecen un poco forzadas. Es posible. Pero a quién le importa cuando nos permite disfrutar de literatura de muchos quilates.

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