A sangre y fuego, Manuel Chaves Nogales

La guerra civil española como rito de paso del escritor. Son numerosos los autores que a partir de la llegada de la democracia han profundizado, o al menos coqueteado, con la temática y sus derivaciones. En cierto modo, se trata de un acto histórico, pero también fundacional. El presente que hoy vivimos es una extensión de la guerra civil como causa. Esta relevancia ha propiciado diversas perspectivas y subgéneros. Desde las extraordinarias La voz dormida de Dulce Chacón o Los girasoles ciegos de Alberto Méndez, a la deriva autoficcional del afamado Soldados de Salamina de Javier Cercas o la epopeya narrativa de los Episodios de Almudena Grandes. Con un enfoque de carácter más popular podríamos mencionar La Mula de Juan Eslava Galán o Dime quién soy de Julia Navarro.

No olvidemos la internacionalización del conflicto. La guerra civil supuso en cierta manera una toma de contacto de los bloques en los que el mundo lentamente se iba configurando y que desembocaría en la Segunda Guerra Mundial. Esta visión internacional se plasmaría en una serie de obras que, como el propio conflicto, pasarían a la historia. Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway, Homenaje a Cataluña de George Orwell o Leonora, de la autora mejicana Elena Poniatowska, son algunos de los ejemplos más relevantes.

Toda guerra civil contiene un elemento pasional. Una aproximación neutral puede conllevar de forma no pretendida la ambivalencia. Un callejón sin salida como lo puede ser la justificación de los hechos propios. De todos los libros que he leído ninguno alcanza hasta el momento la pretensión de equilibrio que distingue A Sangre y fuego de Manuel Chaves Nogales.
Me dan miedo los libros a los que todo el mundo ama. Quizá por ello me había mantenido alejado hasta el momento. Tenía una idea errónea. Creía que se trataban de crónicas periodísticas. En A sangre y fuego me he encontrado con una serie de relatos, impregnados de realidad, pero ficcionales. Construidos con una narrativa tan limpia como fina, escarban como pocos en las incongruencias propias de un conflicto de ámbito civil. La aproximación que Chaves Nogales hace de todas estas incongruencias, que sirven de cauciones a la hora de cada pueda defender sus ideales, están expuestas en cada relato de una manera tan sencilla, tan cristalina, que me hacen saber que este libro estará en la lista ineludible a final de año de los que no pueden pasar desapercibidos. 

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