El Asedio de Troya, Theodor Kallifatides


El Asedio de Troya viene a demostrarnos la amplia utilidad de los libros. Un libro como éste puede servirnos para leer. Pero también podemos emplearlo como decoración. Podemos abrazarlo. Podemos introducirlo en nuestros sueños. Podemos enamorarnos frenéticamente de él. El Asedio de Troya es la primera obra en la que me sumerjo del autor, de origen griego y asimilación sueca, Theodor Kallifatides. A nivel temático su concepción no tiene demasiadas aristas. Se trata de una recreación de los hechos narrados por Homero en la Iliada. Una narración, eso sí, que cuenta con alguna ligera variación con respecto a la original, como por ejemplo, con la supresión de la participación de las deidades en el conflicto bélico que mantuvieron aqueos y troyanos, como ya sucediera en la versión cinematográfica de 2004.

Puesto que temáticamente El Asedio de Troya se solaparía con la Iliada, un futuro lector podría plantearse si merece la pena la lectura. La respuesta es rotunda. Sin lugar a dudas. La narrativa de Kallifatides es dulce. En ningún momento pretende erigirse en una reescritura de la narración homérica. Es un homenaje. Un canto de amor. El asedio de Troya puede convertirse en una lectura tanto para iniciados en la versión clásica, que pretendan una aproximación a aquella historia más limpia, con un lenguaje y una narración más acorde a nuestro espíritu actual; como un empuje a que los profanos se acerquen al original.

De no ser este suficiente aliciente, la narración en El Asedio de Troya se hace a través de la voz de un personaje femenino. Una maestra de escuela que, en el contexto temporal de la Segunda Guerra Mundial, durante un bombardeo en un pueblo griego, se convertirá en una suerte de Sherezade. A través de los relatos homéricos tratará de entretener a sus alumnos, sembrando en éstos el interés por unas historias que entroncan con su propia historia e identidad.

Esta línea narrativa paralela a lo que sucede en la narración a las puertas de Ilión suscita interés por sí misma. No es un mero vehículo del mito. Uno de los grandes alicientes de El Asedio de Troya y éxito de Kallifatides es saber entroncar y reflejar los hechos históricos con los actuales. De este modo, al mismo tiempo que en el relato homérico tienen lugar episodios como la violencia hacia la mujer, el antibelicismo o la piedad estos hechos se reflejan en la narración secundaria, dotándole de una dimensión más a una obra de por sí inigualable.

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