La maravillosa vida breve de Óscar Wao, Junot Díaz
Tenía ganas de leer algo de Junot Díaz. Me había decantado por Los Boys.
Sin embargo, a raíz del fallecimiento de David Bowie, encontré en uno de
esos artículos sin sentido, que no vienen más que aprovechar la pasión
por lo recién desaparecido, una lista con sus libros preferidos. Preferí
no indagar en la fidelidad. Es más, acabé trayéndome a mis lista de
deseos algunas de esas obras. Allí estaba La Maravillosa Vida Breve
Oscar Wao. Llevaba una racha de lecturas intrascendentes. Necesitaba
algún estimulo. Por ello, me decanté por este libro.
No tenía demasiado
que perder.
No tardó en entusiasmarme. Pese a ser un obra traducida, el uso del spanglish cuece y enriquece el texto. Entre todos los neologismos me quedo con nerdoso. Porque el personaje principal es un dominicano que se aleja del arquetipo de latino. Es gordo, virgen y un apasionado de todo lo relacionado con las tiendas de frikis. Su historia bebe de la tradición latinoamericana de novela de raíces hereditarias (véase Cien años de Soledad y toda su prole). A través de saltos en el tiempo vivimos la diáspora, el Trujillato, la actualidad de la familia de Wao. Como alguien diría, nada nuevo bajo el sol, a excepción del lenguaje aplicado. Sin embargo, en ese empeño del autor por configurar la novela total dota a su obra de cierta tridimensionalidad. De la historia individual a lo largo de numerosos pasajes de generaliza, se cuenta la historia reciente la República Dominicana. En ocasiones deja al descubierto profundos tics de novela social. Pero sobre todo es una novela divertida y triste.
Tenía razón el bueno de Bowie.
No tardó en entusiasmarme. Pese a ser un obra traducida, el uso del spanglish cuece y enriquece el texto. Entre todos los neologismos me quedo con nerdoso. Porque el personaje principal es un dominicano que se aleja del arquetipo de latino. Es gordo, virgen y un apasionado de todo lo relacionado con las tiendas de frikis. Su historia bebe de la tradición latinoamericana de novela de raíces hereditarias (véase Cien años de Soledad y toda su prole). A través de saltos en el tiempo vivimos la diáspora, el Trujillato, la actualidad de la familia de Wao. Como alguien diría, nada nuevo bajo el sol, a excepción del lenguaje aplicado. Sin embargo, en ese empeño del autor por configurar la novela total dota a su obra de cierta tridimensionalidad. De la historia individual a lo largo de numerosos pasajes de generaliza, se cuenta la historia reciente la República Dominicana. En ocasiones deja al descubierto profundos tics de novela social. Pero sobre todo es una novela divertida y triste.
Tenía razón el bueno de Bowie.
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