Uno de los libros del año: Trilogía de la Guerra


Podría
decirse que la novela sobre la guerra civil se ha considerado una
suerte de rito de paso de los autores españoles. Me cuesta encontrar un
gran autor nacido enEspaña que no se haya aproximado al tema. Fernández Mallo no
podía ser menos, pero como suele ser habitual en él, lo hace desde un
punto de vista personalísimo. No sólo por la forma, la misma temática.
La abstracción que consigue, sólo quebrada por las historias de la
prisión de la isla de San Simón, no es sencilla.
Entroncarla con la guerra de Vietnam y con la 2GM, mucho menos.
Apoyándose en gran parte en la literatura de Sebald, a quien homenajea,
pero también en sí mismo, Fernández Mallo deconstruye la guerra para
narrar 3 historias que a su vez se atomizan en infinitas historias. Como
la misma guerra en sí.
La primera de la historias de La Trilogía, Combustibles fósiles, cuenta la experiencia del propio Fernández Mallo en la isla de San Simón. Posteriormente viaja a Nueva York en la búsqueda de la verdad y
la poesía para concluir este viaje iniciático en Cabo Polonio
(Uruguay). Uno de los términos que podría aplicarse a la obra es su
descentralización: España, Uruguay, Francia,… Las palabras viajan por
los continentes. Sin embargo, EE.UU. es una sombra constante como la
propia guerra. Lo es como un destino (NY), como una ubicación narrativa
(EE.UU. en general en la segunda parte) y como un fantasma en la
presencia inmaterial de los soldados norteamericanos caídos en la 2GM.
La segunda parte, Mickey Mouse ha crecido y ahora es una vaca, cuenta
la vida y caída del 5º beatle del viaje a la Luna, el cuarto astronauta
que cayó bajo el influjo del olvido debido a que fue el que realizó las
fotografías lunares al resto. Una historia escrita hacia delante y
hacia atrás. Una historia donde el sueño americano se resquebraja no sin
cierto originalidad en su narración.
Y por último: Los amos de la noche. Un viaje por la Normandia, Francia, acompañado del fantasma de un pasado personal.
He
empleado en la lectura de la Trilogía un tiempo mayor del que
acostumbro. La obra lo requería. Continuamente, mientras leía, me
inclinaba al reinado de Fernández Mallo y su poesía. Una y otra vez
pensaba que se encuentra una mayor dosis de poesía en sus páginas que en
la mayoría de los poetas que luchan por el cetro de la
contemporaneidad.
Si el autor crece más allá de la Trilogía lo será: el mejor de su generación.
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