Uno de los primeros libros que adquirí, en esa
apertura perezosa de la vida común que fueron los meses post-pandemia,
fue Canciones de amor a quemarropa de Nickolas Butler. No resultó nada
del otro mundo. Un libro repleto de lugares comunes, de giros
previsibles, de cierto aire a melodrama televisivo. A pesar de todo, el
recuerdo que guardo de la lectura permanece cargado de aires positivos.
Canciones de amor a quemarropa me resultó una lectura amena, divertida,
de tristeza compartida, pero, sobre todo, de un canto a la amistad de la
que guardo un muy grato recuerdo.
Transcurrieron
los años y pese a que este recuerdo se ha mantenido sin perversión, no
he regresado a las páginas de Butler. Con Algo en lo que creer, saldo esta deuda con el autor.
Canciones de amor a
quemarropa fue su primera novela. Algo en lo que creer tiene un par de
libros delante. Se nota. Butler sigue recurriendo a los mismos tópicos, a
los mismos ambientes, a los giros previsibles, pero también muestra un
autor más maduro, más desapegado a la vida.

Si
su primera novela estaba impregnada por cierto humor Mr. Wonderful,
donde el producto final suponía un intenso momento de abrazos entre
amigos, Algo en lo que creer tiene un carácter mucho más pesimista, más
descreído. Regresamos al medio oeste norteamericano. Un lugar en el que
también se desarrollan las historias de un par de fenómenos de la
literatura norteamericana contemporánea como son Donald Ray Pollock o
Chris Offut. A diferencia de éstos, y pese al pesimismo ya mencionado,
no tiene Algo en lo que creer la veracidad o la crueldad que caracteriza
a los otros autores. Se trata de un libro más pastiche, en el que
encontramos más tópicos sobre lo que cabría esperar un forastero en
una historia del medioeste norteamericano. Y aun así, se trata de una
historia muy interesante, que nos hace gozar y al mismo tiempo sufrir.
Como
suele ser habitual en la temática de Butler, las relaciones personales
ocupan un lugar importante en la obra. Si Canciones de amor a quemarropa
profundizaba en la amistad hasta hacerla extender para casi quebrarse,
son las relaciones familiares y, al mismo tiempo las comunitarias, las
que en este libro pasan a ser su principal objetivo.
Una
relación idílica entre abuelos y nieto se quiebra a raíz de la entrada
de la madre del niño en una secta religiosa. Algo en lo que creer es una
historia que no oculta su cariz melodramático, con un trasfondo verídico y que está remozada
con coches, religión y modos de amar; un canto a la vida. Una novela sin
exigencias pero no por ello sin importantes atributos.
Lectura honrada y entretenida, sin grandes pretensiones ni alardes, pero efectiva. Un golpe al corazón.
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