Tengo miedo torero, Pedro Lemebel

 

Tengo miedo torero es una historia de amor y muerte. La narración es bifocal. Dos personajes antagónicos se enfrentan sin llegar a compartir espacio, como dos mundos irreconciliables. Por un lado, Augusto Pinochet, el dictador chileno. Por otro, La loca de enfrente, una travesti ya entrada en años. La muerte y el amor. El poder y la subyugación. El peso de la moral y la razón contra el oprobio. Entre ambos personajes, un contexto relevante. Los últimos años de la dictadura chilena. Las revueltas. Las protestas. Las madres que buscan a sus hijos hechos desaparecer. El terror contra el terror. Los grupos de liberación izquierdistas que pretenden el final merecido a pulso para el dictador.

La loca de enfrente es un personaje único, memorable. Un personaje al margen de lo políticamente correcto, de lo convenientemente establecido. Y pese a ello, representa los valores más puros. El amor, la fidelidad, la adoración musical, la amistad, el deseo. Su pecado: enamorarse de un joven guerrillero. Permitir su utilización para sus propósitos. . Un guerrillero que planea un atentado contra el dictador y propiciará que La loca de enfrente se vea envuelta en hechos que la superan, que están muy por encima de sus posibilidades.

Tengo miedo torero es una obra dulce, una obra de una ternura extraordinaria. Su escritura rayana lo barroco, plagada de localismos, de un léxico tan rico como excepcional, no la hace fácil: estimula al lector. Por su origen y la dignidad el tratamiento hacia un colectivo plagado de marginaciones, hay ecos de otra que citamos a menudo, El Beso de la Mujer Araña de Manuel Puig.

Tengo miedo torero es una obra de una valentía extrema. Tanto en lo temático, como en su composición formal. Un libro para leerlo y al mismo tiempo abrazarlo.

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