Middlesex, Jeffry Eugenides

Middlesex está considerada una de las grandes obras de una de las voces más reconocidas de su generación. Ésta es mi primera gran lectura de Eugenides y posiblemente hasta que no transcurra un tiempo considerable no volveré a retomarlo. 

La obra empieza de forma excelente. La escritura de Eugenides es prístina. La historia entusiasma. La historia del personaje principal, un joven hermafrodita, se inicia con la narración de sus abuelos. De procedencia genética este inicio cobra sentido. Probablemente, el exilio de los griegos que vivían el territorio de la actual Turquía es la más apasionante. El lector asiste a una serie de ritos y costumbres que resultan enriquecedoras.
Sin embargo, conforme la narración avanza y la familia se encuentra en Detroit nos encontramos con un abuso del recurso de deus ex machina. Demasiados tics en la narración más propios de best sellers, que de un autor como Eugenides. La palabra que marca el destino es la planicie. Planos son los personajes, plana es la historia cuando abandona la península de Anatolia, plano es el interés que nos despierta el personaje narrador y hermafroita. Lo cual, sorprende. Tenemos un bólido, un coche de carreras pero que no deja de ir a la velocidad de las zonas residenciales.


Volveré a dar alguna oportunidad a su autor. He leído grandes relatos suyos. Quizá no era la obra adecuada.

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