Andaba
detrás de los libros La guerra no tiene rostro de mujer, pero sobre
todo de El fin del homo sovieticus; no obstante iba demorándolo sin una
causa objetiva. Lo reconozco. Entonces apareció
la serie de TV Chernobyl. Quedé tan entusiasmado, que cuando leí que,
en cierto modo, ésta se había alimentado del ensayo Voces de Chernobyl
de Svetlana Aleksievich, no dudé en dejar de aplazar su lectura.
Voces
de Chernobyl se construye a través de una serie de entrevistas que la
autora ha realizado desde que tuvo lugar el desastre nuclear. Desde
grandes jerarcas soviéticos,
científicos, soldados, personal de retén o sus familiares, al mismo
pueblo llano. Todos los afectados. Todos los puntos de vista. Desde el
oficial soviético, a los reformistas; de los que lo perdieron todo, a
los que siguieron viviendo en la zona prohibida.
Antropología, política, historia. Todo fluye en las entrevistas. Si hay
un dato que me llamó poderosamente la atención es que, pese a que el
desastre ocurrió en territorio ucraniano, gran parte los entrevistados
(como la propia autora) son bielorrusos. Un
país, limítrofe con Ucrania, de menor tamaño, y que recibió gran parte
de la nube tóxica que brotó de la central nuclear.

Voces
de Chernobyl es un libro necesario para tener presente aquellos hechos,
para que no vuelvan a suceder; que mantiene un inteligente testimonio
de las microhistorias afectadas.
No tardaré con la siguiente obra de Svetlana Aleksievich.
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