La península de las casas vacías, David Uclés
Si bien se trata una obra que en muchos elementos roza la excelencia, mi opinión como lector es que el puesto es cuando menos desmesurado. Un calificativo que también aplicaría para la obra.
La península de las casas vacías aspira al campeonato de las novelas totales. Se trata de un volumen considerable , estructurado en dos narraciones. Una contextual. La guerra civil española. En este aspecto los calificativos para Uclés son pocos. No solo la extraordinaria documentación. Sabe ser justo sin ser ambivalente. Pone en conocimiento del lector las barbaridades que se perpetraron en una contienda entre vecinos y al mismo destacar cuando esta violencia y odio tiene origen institucional. Uclés domina la escritura, los tiempos, y cuenta con el conocimiento para contar la guerra civil a los ojos de un hijo de su tiempo. Realista, pero sin rencores.
En este aspecto, me gustaría recordar una voz coetánea. Layla Martínez y su maravillosa Carcoma. Una historia con menos pretensiones pero que traslada la vivencia de la guerra civil a una casa encantada.
Además del contexto, La península de las casas vacías tiene espacio para las historias individuales. Una familia de Júndula que se ve envuelta en los diferentes avatares de la guerra civil. Y es en este aspecto donde no me he sentido tan maravillado por la obra. Sigue siendo muy por encima de la media, pero me parece haber encontrado aspectos a mejorar. La narración recurre en exceso a elementos propios del realismo mágico. Es difícil que no se nos venga a la cabeza El laberinto del fauno. Se trata de un realismo mágico muy lejos de los usos habituales en Europa. Tiende más bien a querer parecerse a García Márquez. Y lo hace de forma inmejorable. Solo me parece que se abusa. Un tanto sucede con la presencia del narrador como parte del texto. No me suelen gustar. Quiebran la armonía del pacto lector-texto. El autor juega en demasiadas ocasiones a ser el demiurgo.
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