Los últimos días de los hombres perros, Brad Watson

Los últimos días de los hombres perro es una colección de cuentos que encaja como anillo al dedo en el catálogo de la editorial Dirty Works. Ahora se cumplen 10 años de su creación. 10 años en los que nos ha regalado más de un titulo memorable, pero, sobre todo, una identidad como editorial, y al mismo tiempo un respeto entre lectores, un logro nada fácil de conseguir.


Los animales tienen un lugar destacado en la literatura. No son pocos los que en la literatura reciente han aparecido en las obras, a veces protagonizando, a veces convirtiéndose en inolvidables más allá de su papel en la trama.

Si pensamos en un animal literario resulta difícil que nuestra imaginación no nos traslade hacia la ballena más terrorífica que jamás aparecerá en un libro. Mody Dick no solo da título a la obra. Su importancia es tal que estudios literarios han querido interpretar la figura de la ballena como una metáfora del mal, como la esclavitud, como el propio transcendentalismo de América… Todas son defendibles. Lo que nos da pie a esbozar la importancia que tiene la persecución del capitán Ahan de la colosal ballena.

En igual relevancia mítica a la gran ballena blanca se encuentra el cuervo del poema de Edgar Allan Poe. El cuervo puede ser considerado como una animalización del sentimiento de pérdida. Pudiendo entenderse su existencia como el recordatorio del dolor y el posterior descenso a la locura del narrador.

En lo que respecta a la humanización de personajes animales pocas obras adquieren la trascendencia de Rebelión en la granja de George Orwell. Una granja como un estado en la que sale a relucir todo el desencanto y frustración que el autor había puesto en el de la socialismo y Stalin.

El animal puede proceder también de la transformación. Una mañana Gregor Samsa despierta convertido en un insecto. La metamorfosis, firmada por Franz Kafka inicia en cierto modo la novela actual.

El animal trasciende la literatura clásica moderna. Obras más recientes como Ánima de Wajdi Mouwad humanizan a los animales que el personaje principal se encuentra a su paso dotándoles del carácter del narrador y al mismo tiempo de personaje.

A modo de sátira, Natsume Soseki se sirve de la voz de un gato para hacer hincapié en la confrontación de tradicionalismo y modernidad al que Japón se enfrenta en el periodo de fines del siglo XIX y principios del XX.

Los ejemplos son innumerables. En el caso de la colección de relatos que nos ocupa Brad Watson teje una red narrativa muy del estilo duro, seco y arduo como un trago de Bourbon que tan bien encaja en la colección Dirty en el que el perro adquiere un papel predominante. Se tratan de unos cuentos que por su dureza quizá no sea adecuados para los lectores más sensibles, pero que, sin embargo, para los seguidores de Dirty les harán sufrir y disfrutar tal como desean.

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